Publicado en el Diario El Comercio.
La palabra “poder” tiene su raíz etimológica en el término latino “potere”. Su conjugación da origen a “pottis esse” que significa ser capaz. De ahí que, quien tiene poder es capaz de hacer algo. Sus acepciones están asociadas a dominio, imperio, facultad para mandar o ejecutar, fuerza de un estado, capacidad, poderío, etc.
Además, el poder es una posibilidad para mandar a hacer o no hacer algo, es una situación que permite ejecutar una acción determinada u obligar a ejecutarla.
El concepto de poder está ligado al de fuerza; esta puede ser ejecutada por un individuo, por un grupo de personas o por el Estado, que es la única institución con potestad para regular, mediante las normas y leyes, apoyada en la coacción o por medio de la fuerza pública.
En todo ejercicio de poder, existe una relación de mando-obediencia, de naturaleza compleja y variable, que acontece en las relaciones humanas y dentro de una estructura social determinada. De ahí su naturaleza asimétrica. Una distribución equitativa y justa del poder, en los ciudadanos, es el objetivo de la democracia.
La palabra “poder” tiene su raíz etimológica en el término latino “potere”. Su conjugación da origen a “pottis esse” que significa ser capaz. De ahí que, quien tiene poder es capaz de hacer algo. Sus acepciones están asociadas a dominio, imperio, facultad para mandar o ejecutar, fuerza de un estado, capacidad, poderío, etc.
Además, el poder es una posibilidad para mandar a hacer o no hacer algo, es una situación que permite ejecutar una acción determinada u obligar a ejecutarla.
El concepto de poder está ligado al de fuerza; esta puede ser ejecutada por un individuo, por un grupo de personas o por el Estado, que es la única institución con potestad para regular, mediante las normas y leyes, apoyada en la coacción o por medio de la fuerza pública.
En todo ejercicio de poder, existe una relación de mando-obediencia, de naturaleza compleja y variable, que acontece en las relaciones humanas y dentro de una estructura social determinada. De ahí su naturaleza asimétrica. Una distribución equitativa y justa del poder, en los ciudadanos, es el objetivo de la democracia.
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