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lunes, 16 de mayo de 2011

La sentencia del tirano.

Un fantasma recorre los pasillos de los edificios de los órganos de justicia del país, Poder Judicial, Ministerio Público, así como el local del supremo intérprete de la Constitución, el Tribunal Constitucional. Es un secreto a voces, sin prueba, es solo rumor, nada infundadas, en el discurrir de sus diarias y cotidianas conversaciones de hombres que conforman este cuerpo jurídico en nuestro país: abogados litigantes, auxiliares jurisdiccionales y magistrados, de todas las instancias, Superiores y Supremos. Es el mundo jurídico incomprendido de la justicia, en donde juristas de toda las tallas, mediáticos o no, tienen su opinión válida en este foro de los pasillos del sistema de justicia.

Es el tema de todos los días. La sentencia de libertad preparada del dictador japonés Alberto Kenya Fujimori Fujimori. Todos quisieran una prueba de su existencia y muchas pagarían por verla, quizás como detonador de la indignación acumulado en los hombres de derecho, por la aberración jurídica más enorme que pudiera suceder en los anales de la historia jurídica de nuestro país: liberar al tirano. Término acuñado por los griegos, para aquellos gobernantes que se apropiaban de la libertad y de sus bienes de los ciudadanos. Cuenta Julio Cesar en su Historia de la guerra civil en Roma, que el dictador Sila prohibió todo pero jamás prohibió protestar al pueblo. Para el Tirano más feroz de nuestro país protestar te costaba la cárcel, y oponerte a su gobierno la vida.

Luego de haber elegido el pueblo a la hija del tirano en la máxima magistratura del país, verán correr a miles de madres de los comedores populares y del vaso de leche, trasladadas en camiones, a las afueras de la DIROES a esperar al tirano cruzar el umbral de la libertad. Libertad que su gobierno arrebató a sus ciudadanos. Sí, el tirano libre, la hija gobernando y la masa aplaudiendo. Quién se imaginaba ese escenario en el año 2,000. Épocas de dignidad popular y lucha contra la dictadura.

Algunos abogados atisban más allá y hablan incluso de dos sentencias, una de libertad del tirano y otra que rechaza el pedido de libertad. Se están contando los votos del Tribunal dicen algunos añejos abogados, ya que estas tiene que guardar sintonía con los votos que viene de las ánforas electorales; los más maquiavélicos, afirman que la sentencia de libertad ya está redactada y que solo falta las rúbricas de los hombres que pasarían a la historia jurídica como los paradigmas de lo que no debe ser un hombre de leyes. Luego de esa inesperada sentencia la dignidad inexistente de la magistratura constitucional toca fondo, en lo más profundo de la interpretación incoherente, es el sofismo hermenéutico del oscurantismo más asqueroso que haya producido la naturaleza jurídica. Aquí un proyecto novelístico de la parte resolutiva de aquella sentencia que nos prepara el destino:


Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución Política del Perú.

HA RESUELTO:

Declarar FUNDADA la demanda de Habeas Corpus interpuesto por el ciudadano japonés Alberto Kenya Fujimori Fumori, tirano del Perú de 1990 al año 2000. Al haberse acreditado la vulneración a su libertad. En consecuencia se ORDENA la inmediata libertad.

Publíquese y notifíquese.
SS.
Presidente del TC (Doble voto)
Magistrados. (Un voto)


Luego de esa sentencia que vergüenza leer a Sieyes, Kelsen, Schmitt, Smend, Alexis, Haberle, etc., tinta gastada en papel y lectura innecesaria, que un puñado de magistrados antihistóricos preñados de juridicidad aristotélica vomitan una sentencia de libertad del tirano. Dirán en su defensa gritando en foros, que ellos mismos promoverán, y algunos financian, y en sus cátedras universitarias canjeadas por favores inexistentes a los ojos de sus alumnos, que fueron objetivos y que actuaron sin tinte políticos. Su mejor defensa será no somos políticos. Repetirán, seguramente, con un falso halo de academicismo, parafraseando la introducción del libro la Teoría Pura del Derecho de Kelsen, que la critica a favor y en contra de su sentencia prueba la objetividad de su miserable acto jurídico, sin haber leído el Opúsculo sobre la democracia de este autor austriaco.

Los abogados más suspicaces afirman que ya está preparado el terreno para la libertad del tirano, han incorporado un artículo al Reglamento del Tribunal, el artículo 10-A,(pueden visitar: Resolución Administrativa Nº 028-2011-P/TC), se le ha dado voto decisorio a su presidente, ni hablar, es la prueba, dicen algunos, que los votos ya están contados, y hay que hacer mayoría, tres es mayor que cuatro en el mundo jurídico,(visiten la sentencia http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2011/00228-2009-AA.html) esto no es matemática, en donde tres es igual a tres, Pitágoras vale un comino en esa casona colonial del Tribunal.

Un estudiante de Derecho le pregunta en el pasillo del Palacio de Justicia a un “notable” y altanero abogado, trajinado en esta lid, ¿qué es la libertad? Este responde, el poder político de turno.

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